Nos sentamos... Estamos solos. Juntos. Pero a la vez distanciados.
La habitación estaba decorada de manera exquisita, y nuestros cuerpos se movieron hacía un precioso sofá victoriano de color granate.
Los dos nos mantenemos en silencio, sin recordar el propósito que nos había echo estar solos.
No tenemos de que hablar, aunque el silencio lo dice todo.
Por mi mente no dejan de pasar imágenes de lo que mi cuerpo deseaba hacer, pero la razón me lo impedía.
Nunca me había parado a observarte detenidamente. Aún así siempre había sentido algo hacía ti, por mucho que dijese que no eran más que tonterías de niñas pequeñas.
El deseo hacen que nuestros pensamientos se enfrasquen en un mismo círculo, haciendo que cada vez haya más silencio dentro de aquel primer silencio creado por nuestras ideas más perversas.
"No puedo soportarlo" Susurré para mi misma.
En ese momento parecía que aquellas palabras sacasen algo de ti... Un deseo incontrolable.
Te giras rápidamente y me tumbas con brusquedad sobre aquel sofá tan confortable, haciéndome sentir como todo mi cuerpo temblaba al poder desatar todo lo que quería hacer. Pensar en como tus labios recorrían mi cuello y mi cuerpo mientras susurrábamos lo odioso que era soportar nuestros propios impulsos, hasta que nuestras voces cesaron al cerrar nuestros ojos, dejando que nuestros sentidos tomaran el control del momento.
Sabes que me encanta, ¿verdad? =)
ResponderEliminarTe quiero te quiero te quiero ^^